martes, 15 de marzo de 2011

LOS PENDEJOS DEL COLEGIO

La época de clases es la peor que podemos sufrir los colectiveros, por dos razones: la primera, nos recuerdan a nosotros cuando éramos chicos, con ese olor de mierda de forros y cuadernos nuevos y ese delantal tan blanco que uno sabía que iba a manchar tras el primer recreo. La segunda razón, consiste en escuchar las quejas de la gente que putea porque de buenas a primeras se encuentran con que sus espaldas poseen un anexo: las mochilas de los pendejos.
Ya hemos hablado de los adolescentes, y en el caso de los pendejos de colegio primario, éstos son una etapa previa al boludeo hormonal. Por ejemplo, cuando suben, basta con que sean dos para ser considerados un grupo. Siempre suben riéndose:
“ji ji ja ja”
Se dicen unos a otros luego de sacar el boleto escolar. La gran pregunta es: ¿De qué carajo se ríen?. ¿Qué tiene de gracioso sacar el boleto escolar????.
Van hacia el pasillo de una, en ese lapso es todo normal pero cuando ven que no hay lugar y que nadie se los brindará porque ya comienzan a ser boludones de 10 años, se inclinan 67 grados y el operativo mochila empieza.
El que está parado en el pasillo, tranquilo, de pronto siente que algo le salió en la espalda. Intenta rascarse pero se da cuenta que no le pica. Gira algunos grados la cabeza y ve que hay una mochila que habla. Si cogotea un poco más, se dará cuenta que es un pendejo el que está detrás y que habla con otro, esté cerca o no de su amiguito.
La trama es equivalente a los adolescentes. Por lo general, los varones hablan de algo gracioso que sucedió durante el día, sacándole el cuero a un tercer amiguito que siempre estará con ellos y será el “gil” del grupo. A este pobre pibe lo bardearán mal delante de toda la gente y cuanto más griten, más se reirán.
Siempre habrá además, algún pendejo que va embalado y choca una parte de su brazo con algún viejo que está sentado durmiendo (o haciéndose el dormido). Por lo general, el niño se reirá con la complicidad de los demás.
Las niñas hablarán entre sí, y por lo general de varones. Copian a sus borregas hermanas y se sienten “independientes” y “líderes” en sus manifestaciones y en sus grupos. En sus relatos siempre ganan ellas, nunca salen perdiendo y así como hacen sus hermanas mayores, les sacarán el cuero a otras niñas.
Los pendejos siempre irán comiendo alguna galletita o tomando una coca que nunca acaban y que uno siempre la ve con una burbujita adentro. Cuando bajan en grupo, se escuchan los últimos gritos y siempre hay alguna que otra vieja que mira hacia la puerta de atrás para cerciorarse que efectivamente se bajaron y que ya no le joderán la espalda con su mochila o los oídos con sus voces chillonas...