martes, 26 de julio de 2011

TACTICA Y ESTRATEGIA PARA SENTARSE EN EL BONDI (PARTE 1)

 


Retomamos viaje luego de unos cursos que me tocó dar en la línea 60 tanto a pasajeros como a "ferchos" colegas. Ya hablaremos de eso en otro momento porque ahora vamos a ofrecerle al pasajero, tanto para el bolsillo del caballero como para la cartera de la dama, tácticas y estrategias para sentarse en un viaje difícil.
Si usted tiene un viaje largo (ejemplo: va desde Caseros hasta el Correo Central), y apenas sube el bondi ya está lleno, no se desespere, préstele atención a Dante y viajará feliz:

1- Ubíquese siempre con la mayor cantidad de asientos alrededor. Es decir, no sea gil y no vaya a la fila de uno, porque la chance se reducirá (1chance sobre dos asientos -1/2- o 1 chance sobre uno -1/1- dependiendo de la capacidad del bondi) . Vaya para el fondo, donde habrá más posiblidades (1/4, 1/5, 2/4, 2/5, etc.)

2- Si fue gil y se ubicó en la fila de uno y no hay retorno, tiene que apelar la mínima chance que le queda por sentarse. Ubíquese cerca de la manija que está ubicada delante del asiento que ud. desea y tómela enseguida con una mano. Nunca se ubique exactamente a la altura del asiento porque otro competidor tomará la manija y cuando la persona se levante, lo cagará y se sentará antes que ud. Si hay un competidor reacio (o que leyó este post antes que ud.) trate de moverse de modo rápido y si no lo es, hágase el corpulento y sostenga la codiciada manija ayudándose un poco con el hombre y el codo, erguido si es necesario. Ese asiento, cuando la persona se levante, deberá ser suyo a toda costa.

3- Si la persona que va sentada, duerme, nada se ha perdido. Ud. podrá, con sutileza, despertarla en alguna cuneta o frenada, tocándola "accidentalmente" con el codo, cartera, valija, paraguas o rodillazo de primer grado leve. Después de todo, por ahí la persona se durmió y ud. le hace un favor "enterándola" que debe bajarse y dejarlo a ud. sentarse como corresponde.

4- Si transcurre media hora y el punto no se despertó, tiene que jugarse: le quedan aún 50 minutos más de viaje, por lo tanto deberá confiar ciegamente en que ese tipo se despertará y bajará o abandone ese asiento y desplácese sutilmente hacia otro. Pero cuidado, no sea cosa que una vez que abandone el asiento deseado, el punto se levante y cualquier gil que andaba por ahí sin tanta preocupación como ud., termine sentado y descansadito.

5- Si el tipo no va dormido, pero férreamente mira hacia adelante o el costado, conviértase en un tipo definitivamente molesto. Jódalo con algún paraguas o carpeta en punta, saque algín alfajor de maicena y comience a morfarlo por arriba del saco del pasajero pero de modo sutil, para que no lo caguen a trompadas. En síntesis: hártelo así el tipo se baja una o dos paradas antes o directamente se levanta para viajar parado.

6- Nunca se pare al lado de tipos sentados con bolsos. Son los peores ya que van a Retiro o a Constitución y ud. deberá morfarse toda la hora y pico como un gil de dorapa.

7-No se pare al lado de viejitos que parezcan endebles. Son los que hacen viajes más largos. Cuantos más frágiles se ven, más lo van a cagar.

8- Si se para en esos asientos de cuatro enfrentados, tendrá muchas chances más si los asientos están ocupados por 2 o 3 personas que viajen juntas. Pero cuidado, asegúrese de no tener 2 o 3 que también vayan juntas paradas y que compitan como ud. lo está haciendo en ese momento.

9- Nunca se pare al lado de un asiento ocupado por una adolescente con celular.
Es sencillamente, insoportable.


Seguimos viajeee hasta la próxima no paro, saleeeee

martes, 15 de marzo de 2011

LOS PENDEJOS DEL COLEGIO

La época de clases es la peor que podemos sufrir los colectiveros, por dos razones: la primera, nos recuerdan a nosotros cuando éramos chicos, con ese olor de mierda de forros y cuadernos nuevos y ese delantal tan blanco que uno sabía que iba a manchar tras el primer recreo. La segunda razón, consiste en escuchar las quejas de la gente que putea porque de buenas a primeras se encuentran con que sus espaldas poseen un anexo: las mochilas de los pendejos.
Ya hemos hablado de los adolescentes, y en el caso de los pendejos de colegio primario, éstos son una etapa previa al boludeo hormonal. Por ejemplo, cuando suben, basta con que sean dos para ser considerados un grupo. Siempre suben riéndose:
“ji ji ja ja”
Se dicen unos a otros luego de sacar el boleto escolar. La gran pregunta es: ¿De qué carajo se ríen?. ¿Qué tiene de gracioso sacar el boleto escolar????.
Van hacia el pasillo de una, en ese lapso es todo normal pero cuando ven que no hay lugar y que nadie se los brindará porque ya comienzan a ser boludones de 10 años, se inclinan 67 grados y el operativo mochila empieza.
El que está parado en el pasillo, tranquilo, de pronto siente que algo le salió en la espalda. Intenta rascarse pero se da cuenta que no le pica. Gira algunos grados la cabeza y ve que hay una mochila que habla. Si cogotea un poco más, se dará cuenta que es un pendejo el que está detrás y que habla con otro, esté cerca o no de su amiguito.
La trama es equivalente a los adolescentes. Por lo general, los varones hablan de algo gracioso que sucedió durante el día, sacándole el cuero a un tercer amiguito que siempre estará con ellos y será el “gil” del grupo. A este pobre pibe lo bardearán mal delante de toda la gente y cuanto más griten, más se reirán.
Siempre habrá además, algún pendejo que va embalado y choca una parte de su brazo con algún viejo que está sentado durmiendo (o haciéndose el dormido). Por lo general, el niño se reirá con la complicidad de los demás.
Las niñas hablarán entre sí, y por lo general de varones. Copian a sus borregas hermanas y se sienten “independientes” y “líderes” en sus manifestaciones y en sus grupos. En sus relatos siempre ganan ellas, nunca salen perdiendo y así como hacen sus hermanas mayores, les sacarán el cuero a otras niñas.
Los pendejos siempre irán comiendo alguna galletita o tomando una coca que nunca acaban y que uno siempre la ve con una burbujita adentro. Cuando bajan en grupo, se escuchan los últimos gritos y siempre hay alguna que otra vieja que mira hacia la puerta de atrás para cerciorarse que efectivamente se bajaron y que ya no le joderán la espalda con su mochila o los oídos con sus voces chillonas...

sábado, 29 de enero de 2011

LOS LOCOS QUE SUBEN

El loco es una raza en extinción. Algo está ocurriendo, pero el típico loco que se sube al colectivo ya no está apareciendo como antes. Sí podemos ver a los clásicos hinchas de fútbol viajar como si estuvieran en el micro naranja de la infancia, o a los choborrras que suben con el tetra de vino blanco o los de la botellita transparente que tiene adentro cerveza y parece que tuviera meo.
Pero el loco típico, no aparece. Miles de historias se tejen, recuerdo una de hace varios años.
La mina era muy alta, rubia y con anteojos oscuros. Tenía cara de turra para que negarlo,
Sube al colectivo, saca el boleto y se sienta en el fondo.
El viaje transcurre apaciblemente, cuando de pronto grita, desde el asiento de atrás:
“JUDIOOOOOOOOOOOOOOOOOSSSSS!!!”
Sí, todos se dieron vuelta. No sé por qué pasa eso pero cuando uno sabe, desde su psicología que “no debe” darse vuelta para mirar a un loco o a un choborra, lo hace.
Y cuanto más la miraban, más loca se ponía.
“JUDIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!” seguía gritando, para continuar hablando, como si estuviera dando una clase en Oxford, sobre el Holocausto y toda la bola. De pronto, se paró y viajó parada. Cada tanto alternaba el “judiosss” con el “hijos de putaaaaa”.
Pero luego el bondi se fue llenando, por lo cual quiso sentarse. Empezó a pedir el asiento a un pobre gil que estaba en un asiento de uno. No sé qué pelotudez le dijo el tipo que la rubia loca le empezó a dar cachetazos en su cabeza semicalva a los gritos de “judio”.  Actos seguido, empezó a insultarme, porque “iba rápido”. Me dijo de todo, siempre a los gritos. Y cuando un loco grita, se produce en el resto del pasaje una especie de congoja tensa. En realidad en ésos momentos se ve quiénes son los verdaros valientes. Quienes deciden continuar y quienes analizan tocar el timbre y bajarse. Pero esto último puede ser un signo de debilidad detectado por el loco en cuestión.
Quienes deciden quedarse, se dividen en dos grupos: los que ignorarán todo hasta el final y los que analizarán “cómo actuarán ellos” si les pasa lo mismo que al gil cascoteado en su cabeza.
La loca volvió al fondo no sin antes extender sus puteadas hacia todos los pasajeros.
“¿Qué miran, que miran? Judioooooooooooooossss!”
El colmo llegó cuando dijo que debían matarlos a todos y hacer jabón. Recién allí se escuchó un tímido “shhh” y un murmullo similar a cuando en la cancha un jugador erra un pase. La mina se calentó más y se fue al fondo a seguir puteando hasta que se bajó. Cuando tocaba el timbre para bajar, me hechó maldiciones porque frené rápido y se fue.
Está también el loco - viejo, que de él hablaremos más adelante en otro loco post de locura.

jueves, 23 de diciembre de 2010

PUTEADAS NAVIDEÑAS

 

El 23 de diciembre es una fecha complicada para el Sufrido Pasajero que viaja en bondi. Se suceden charlas como:

Oficinista 1: No, yo pedí un adelanto porque el medio aguinaldo se me fue de las manos.Decí que algo me tiraron sino  te iba a manguear guita a vos (risa de compromiso esperando al menos la mirada aprobatoria)
Oficinista 2: Yo estoy más seco que vos.  ¿Cómo no te vas a sentir así, si este país se va a la mierda?. Son todos unos garcas. Al fin terminó este año de mierda.  tengo que hacer malabares para llegar a fin de mes... yo le dije a la gorda, que vengan todos a casa y cada uno traiga algo...
Oficinista 1: O sea que no te vas de vacas este año
Oficinista 2: Bueno, los tíos de la gorda nos propusieron ir a San Ignacio un mes. Yo no sé, viste? si ella quiere vamos, pero es todo de arriba eh? ... total, acá gastás lo mismo que en Punta del Este cuando vas al supermercado...



Pendeja 1: Ay boluda, me dijo Melisa que estemos antes de las doce en El Galpón para ir a bailar!
Pendeja 2: y tu vieja no te dice nada?
Pendeja 1: mi vieja se va a fumar un caño con la forra de mi tía y sus amigas en la terraza de casa. Cuando se den cuenta ya volví  Arre!
Pendeja 2: arre!


Mujer: y no te pongas en pedo desde ya te digo que te siento lejos del vino
Hombre: No me rompas las pelotas que bastante hago en ir a casa de tu mamá
Mujer: Si, y bien contento que vas porque está mi hermano y se ponen a chupar como descosidos
Hombre: Encima viene tu tía que tiene una baranda en la boca, parece que no se la lavara desde la navidad del «84...


Diálogos más, diálogos menos, ésto es lo que se escucha en el bondi para estas fechas.  Ni hablar de los que se acercan al chofer para preguntarle “¿hasta qué hora pasan?” y como siempre hay dos o tres que iban a preguntar lo mismo y no se animaron, paran la oreja  para ver si cazan algo.
Y el 24, para quienes viajan en colectivo llevando fuentes y bandejas tapadas que despiden un olor como si estuviéramos en una rotisería berreta (uno llega a pensar cómo harán para comer “eso”), siempre se les trabará la máquina o se les caerá el vuelto  tan lejos que nadie hallará esa moneda. Uno termina cediéndoles el asiento por lástima nomás.
Los borrachos de poco nivel social que suben en pedo al colectivo, se van al fondo y siempre tienen una botella de gaseosa con cervaza adentro que parece pis con gas. Su presencia hará que todo el que quiera bajarse tenga que hacerlo por adelante,  lo cual está bien para las minas porque ellas zafan pero qué hace un varón cagón en ese caso?. ¿Cómo hace para bajar por adelante por temor a que los borrachos de atrás lo gasten?. Sencillo, inventan cosas patéticas como “Hacer que se perdieron una parada y bajarse apurados” o directamente, le preguntan alguna obviedad al chofer para simular el rápido descenso.
Siempre  habrá una señora que pronostica lluvia para las 12, cagándole así el viaje a los demás pasajeros, siempre habrá un oficinista al que le cagaron la fecha de las vacaciones y siempre una pareja con cara de orto con grandes bolsas con marcas de Shoppings.

Historias más, historias menos, Dante, del blog del Bondi, les desea unas Navidades sin puteadas.

Foto: http://www.flickr.com/photos/

viernes, 10 de diciembre de 2010

CHARLAS ADOLESCENTES

Las pendejas que suben al colectivo resultan ser un verdadero tema para El Sufrido Pasajero.
Por la sencilla razón que las adolescentes de hoy han superado (en sus mentes) su propia adolescencia y no sólo se sienten con un gran dominio de sus actos, sino de los actos del mundo que las rodea. Al menos, eso se ve en sus charlas:

“Adolescente Uno: Ahhh si, callaaaate... no sabés, resulta que cuando entré, porque, o sea, yo entré (tonta risita incomprensible), sabía que iba a estar Ariel, pero es como que viste? fui a mirar a Mariano, arre!
Adolescente Dos: ¡Arre!
Adolescente Uno: Tipo que lo miré a Mariano y le pregunté si el Sábado se juntaban a la noche. Mariano se sonrió y lo miró a Ariel y onda que yo no sabía que hacer boluda! casi te llamo pero la forra de mi vieja me canceló el celu y la tarjeta me dura un pedo
Adolescente Dos: y que hiciste boluda?
Adolescente Uno: me hice la tonta Ariel me saludó y lo miré de reojo y le dije “hola”
Adolescente Dos: que forra!
Adolescente Uno: Y qué querías que hiciera boluda? pero al rato entró Yaya, y como Yaya gusta de Ariel le di un beso a Ariel y empecé a hablar con él
Adolescente Dos: y Mariano?
Adolescente Uno: No sé boluda, Mariano, boluda, me chupa una teta, entendés? no me interesa. No sabés la cara de Yaya (segunda risita tonta) y cuando salimos entonces le dije que ... blablabla...

Bien, ésa ha sido una charla modelo. Estas conversaciones irritantes se desarrollan en un asiento común, o también de pie. Pase lo que pase, esté el colectivo lleno o no, ellas siempre se las arreglan para mantener estas charlas temerarias.  Por lo general se puede construir una tipología de la adolescente que conversa en el colectivo:

- La que más habla, si no es la líder del grupo, le gustaría serlo y se siente líder cuando habla con su amiga
- Las dos se reirán sí  o sí cada tres minutos. Cuando no hay tema, caen en un pozo en el que ninguna se mira, miran la calle y a los pocos minutos una empieza a comentar algo y la otra asiente y vuelve la charla.
- No hablan nunca en voz baja. Aclaran su garganta por la mañana con clara de huevo para poder hablar a los gritos en el colectivo.
- Nunca pierden en sus conversaciones. Siempre una le cuenta algo a otra en la que resulta triunfante. Ninguna es humillada en los relatos.
- Si una se sienta lejos de la otra, hablan igual. Y gritan igual
- Si son más de dos, necesitan a una tercera para despellejarla con los chistes. La tercera es la callada y cuando se baja, las otras dos la destrozarán a críticas.
- Las adolescentes jamás dan el asiento. No por maleducadas sino porque se la pasana hablando entre ellas.
- Siempre habrá una que toma algún agua saborizada
- En sus charlas la madre siempre será forra, el padre un pelotudo dominado y el padrino  el único piola que las entiende y banca. (se puede reemplazar esta opción por  primo, tío o madrina)

Ránking de temas de los que hablan:

Puesto nº 1: Ilusiones con Chicos (pocas veces algo concreto)
Puesto nº 2: Dietas o modos “piolas” de comer
Puesto nº 3: Críticas a la “competidora”
Puesto nº 4: relatos sobre lo que hicieron cuando se levantaron hoy.

Si en el mismo colectivo hay adolescentes varones, éstos estarán en el fondo hablando de fútbol y comiendo alguna galleta tipo Kesitas o papas fritas de bolsa. Si las adolescentes se acuerdan de su existencia en el mundo, apenas los saludarán con la mano cuando los “giles” se vayan. Sus remeras serán de letras estridentes sobre colores pastel que no combinan con la cara de ninguno de ellos.
Cuando hay dos grupos de adolescentes del mismo curso, el grupo que se baje luego despellejará a críticas al que se bajó primero. Por ley inversa, las que estén abajo “atenderán” a las forras que se quedaron arriba.

Habrá una segunda parte de este informe, y como siempre esperamos tu informe

(tipo, onda lo que quieras viste?)

jueves, 18 de noviembre de 2010

EL BAGAYERO

 
Suele ocurrir que uno tenga que viajar parado. Pero no hay peor caso que viajar parado, y que atravesando gran parte del pasillo, justo en la parte donde estamos, tengamos las piernas semi inmovilizadas por su presencia.
Sí, estamos hablando de El Bagayero.
El Bagayero sube con dos valijas (nunca será una sola) gigantescas, en donde el hijo de puta no lleva dos camisas para cambiarse y un par de calzoncillos, sino que arrastra toda una vida allí dentro.
Antes uno creía que El Bagayero se dirigía a una estación de tren, por vacaciones o para visitar a algún pariente. Pero no, El Bagayero no se hace, se nace.
Por lo general, como decíamos, atravesará gran parte del pasillo con sus dos valijas.  Si va en un asiento de dos, siempre lo acompañará otro como él, pero sin valijas y que contará chistes con códigos entre ellos que nadie entenderá.
Cuando El Bagayero está sentado, un gran récord de “permiso” se escuchará en el pasillo ya que la gente que quiere pasar no llega a ver las valijas y cree que “uno les está trabando el paso por orgulloso”, generando rencores viajeros (ya hablaremos en otro post sobre esto).
El viaje podrá durar una hora, hora y media, lo que sea pero El Bagayero nunca comerá antes o después de subir: lo hará dentro del colectivo. Por tal motivo, quien se pare a su lado, absorberá en su ropa migas de algún sánguche de dudosa procedencia, o en el peor de los casos, lo salpicará con vino o cerveza.
Cuando el viaje transcurre y uno no ve la hora de llegar, el clima se tornará más denso. El Bagayero, ya entonado con algunos litros de alcohol, empezará a reír o a cantar en voz alta, muy alta. Tendrá la necesidad de que todos lo escuchen, tal vez como un modo de reafirmarse a sí mismo. Así, nos enteraremos de la puteada a algún familiar pedorro,alguna burla a una mina que le tiró los perros (El Bagayero, de la boca para afuera, jamás es rebotado por una mina en sus charlas), o sencillamente las ganas de mandar al carajo a su jefe.
El peor punto será el aliento. Si uno abre la ventana, sera para pelea, y si no la abre, puede morir ahogado en vapores desagradables y que lamentablemente, no se biodegradan fácilmente.
El viaje llega a su fin.
El Bagayero se va a levantar.
El asiento será nuestro.
Pero tarda tanto en reincorporarse, que cuando despegó su humanidad del sitio...
...ya nos tenemos que bajar.

Imagen de la web 

sábado, 13 de noviembre de 2010

TACTICA Y ESTRATEGIA DE LA MADRE

Las madres que viajan en colectivo tienen un terrible trauma que no pueden superar: quieren sentarse sí o sí.
Y hablamos de trauma, ya que ocurre que luego de varios meses de embarazo en que por lo general les daban el asiento (y si no elaboraban otras tácticas de las cuales ya hablaremos en otro post), el hecho de que el “nene haya crecido” y nadie les de bola, las pone más hinchapelotas que de costumbre. ¿Cuál es la víctima? : el Sufrido Pasajero que quiere viajar en paz.
El nene que acompaña a la madre será deliberadamente utilizado para lograr el asiento.
Ambos suben, previo grito de “un momentoooooo”. El colectivo está hasta las bolas, en el segundo asiento de dos siempre hay un pibe con auriculares y está del lado del pasillo. A su lado, un tipo cincuentón que va durmiendo. Eso siempre pasa.
Objetivo de la madre: dejar en evidencia lo maleducado que es el adolescente así los demás le reciminan mirándolo y con dicha mirada incitarlo a pararse. Plan B: despertar al cincuentón y hacerlo quedar como un “tipo grande que debería ser un caballero y dar el ejemplo al pibe maleducado que va al lado y que no se levanta
A tales fines, la madre deberá ir despeinada (nunca una madre bien peinada es la que pide el asiento, vaya uno a saber porqué). Acto seguido, deberá aprovechar cualquier mínima frenada para decirle a su nene: “ARIELITO AGARRATE BIEN”. El nene hace que tambalea (los niños son turros cuando se lo proponen).
Sempre que ocurre ésto, dos viejas al menos se dan vuelta y miran. La madre apuesta todo a que las miradas inquisidoras de las viejas para con los maleducados solucionen la situación.
Pero nada ocurre. El adolescente no sólo va con auriculares sino que está mensajeando boludeces sin fin y sonriéndose cuando recibe una respuesta, para que los demás vean que es un “adolescente aceptado entre los suyos”. El cincuentón, como si adivinara lo que va a ocurrir, comienza a abrir su boca mientras duerme. El “abrir la boca” es un rictus infalible, dando a entender que “uno está dormido en serio”.
El colectivo frena más fuerte. Es la gran chance de la madre de ir a por todo. “¡ARIELITO TE DIJE QUE TE SOSTUVIERAS, HIJO!”
En realidad el nene está bien y mira asombrado a su madre, sin entender por qué esta lo caga a pedos otra vez.
Luego de esta contundente puesta en escena, puede ocurrir lo siguiente:

1- Una de las viejas inquisidoras se “saca” y lo increpa al adolescente maleducado;
2- El cincuentón se despierta y como ve que enfrenta hay una mina que lo mira, se hace el galante y resuelve la situación con una sonrisa onda Harrison Ford de los años ochenta;
3- Ante la ausencia de viejas, la propia madre le pide de mala manera el asiento al adolescente.

Pase lo que pase, la madre, una vez sentada, con el párvulo encima de sus faldas, mirará a su alrededor buscando una cara cómplice para hacer un gesto de “qué vergüenza, así estamos”...

imagen:
http://www.dracaroline.com/